6 ago 2011

Después de la "tempestad", viene la calma, muy necesaria en estos días

Momentos difíciles vivimos en estos días en nuestro país, de mucha efervescencia social originada, en parte, por un sector importante de nuestra sociedad: "los estudiantes", cuyo clamor y petitorio de mejoras al sistema educacional en Chile ha tenido eco en gran parte del resto de la sociedad de distintos y variados pensamientos, tendencias y sectores. Esto ocurre, además, en un momento en que Chile muestra un crecimiento económico que bordea el 6%, pero que aún dicho crecimiento no es palpable en las condiciones de vida de muchos compatriotas.
Desde hace muchos años que todas las Autoridades y Organizaciones en nuestro país hablan del camino que sigue Chile para lograr el desarrollo económico y social, impulsando para ello distintas políticas públicas que apuntan en esa dirección, señalando también, en sus orientaciones y también en sus discursos, la necesaria atención y ocupación que merece la Educación para alcanzar tan ansiado desarrollo.
Los "estudiantes" han sentido, y ahora aclamado, que ya fue el tiempo de los discursos y las promesas y ahora es el tiempo de la acción, pero favoreciendo una Educación de Excelencia, Calidad y Gratuidad. Sin duda el debate es amplio, pues las miradas son muy variadas, dispares e incluso extremas, lo que lleva necesariamente al trabajo y análisis de una mesa amplia y no excluyente, donde estén representadas todas las partes, donde se logre, finalmente, un consenso y se de paso, en consecuencia, a una gran reforma educacional en Chile, sin perder de vista que su objetivo principal es alcanzar el desarrollo económico y social que el país aspira.
Parece fácil asumir el desafío, pero los enfrentamientos que han ocurrido en los últimos días, sino meses ya, entre líderes estudiantiles y Autoridades, originando verdaderos choques y desórdenes públicos, han colocado a nuestro país en un complejo escenario de efervescencia social. Se acusa a unos de falta de respeto a la Autoridad, de sobrepasar los límites permisibles y de coartar la libertad de muchos otros compatriotas en su afan de realizar tranquilamente sus actividades cotidianas, y a otros de actuar con intransigencia, represión y exceso de autoridad. Por otro lado, el resto de los compatriotas nos abanderizamos por una u otra parte, muchas veces incluso sin entender completamente el problema o sin evidenciar la gran importancia que tiene la educación en el país y sus repercusiones para su futuro.
La situación que hoy vivimos y en el contexto en que se desarrolla, ya no puede pasar inadvertida por nadie, estimando muy necesario que todos hagamos un esfuerzo por terminar las descalificaciones, acusaciones y desautorizaciones, haciendo eco al llamado de aunar los esfuerzos para lograr una mesa de consenso que finalmente logre la tan añorada reforma educacional.


Cordialmente, Director PSUB.

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