16 feb 2014

El valor de las Vacaciones, y en Familia

Mucho se ha hablado sobre la necesidad de hacer un "alto en el camino" a las actividades del día a día, del colegio y toda actividad asociada al trabajo tanto fuera o dentro de nuestras casas. Incluso en esta fecha somos "invadidos" por los medios de prensa indicándonos las sugerencias de psicólogos o médicos sobre esta necesidad de tomar vacaciones y, más aún, sobre las bondades de diferentes destinos turísticos nacionales e internacionales, incitándonos a tomar alguna de aquellas ofertas vacacionales. Si bien, el merecido descanso es buscado con ansiedad por el padre o madre después de un año lleno de ajetreo, papeleo, oficina y otras tantas cosas más, lo es también por los niños después de un año lleno de profesores y ajetreo estudiantil. Sin embargo, y quizás hasta silenciosamente, es buscado casi con desesperación por la mayoría de las "dueñas de casa", cuyo trabajo es permanente y prácticamente los 365 días del año.
El cambio de rutina, de aire, de espacios y de actividades, sin duda que refrescarán el alma, espíritu y recargarán las pilas para un nuevo año lleno de nuevas actividades. Para algunos, serán días de plena calma, tranquilidad y descanso; para otros, serán días llenos de actividades, ejercicios, ajetreo y nada de descanso, ... lo importante, es hacer un alto en el camino de las diarias y, muchas veces, rutinarias actividades del año.
El año 2013 fue un año muy agitado en lo personal, y habiendo experimentado vacaciones muy agitadas y otras muy descansadas en periodos pasados, en esta oportunidad creo que el remedio perfecto a ese álgido año, eran unas vacaciones tranquilas, en calma y de perfecta armonía. Sin embargo, y no obstante lo anterior, añoraba de corazón viajar juntos, con mi esposa y mis dos hijas, a una playa en Brasil. Sin duda que de descanso y tranquilidad nada ocurriría, pero por diferentes motivos, sería la primera vez que mis hijas viajarían con sus padres en avión y, mejor aún, al extranjero. Mi descanso de alma, cuerpo y mente se produjo al ver y experimentar sus emociones en los momentos que el avión despegaba y aterrizaba, en momentos que experimentaban un clima cálido distinto al de nuestro país, y el de intercambiar diferentes vivencias con personas y lugares distintos.
Los días vividos en estas vacaciones nada tuvieron de descanso, nos levantábamos todos los días a las 7.30 y nos acostábamos no antes de las 12 de la noche, pero la experiencia vivida a través de las emociones de mi esposa y mis hijas, sin duda que valen la pena sin niguna duda.
El valor de las vacaciones siempre lo será en plenitud, cuando las emociones, sensaciones y sentimientos sea en familia y compartido por todos.
Ahora, me resta llegar a descansar ... a la oficina.

Cordialmente, Director PSUB.

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