
Sin embargo no hay que desconocer la realidad; esta tragedia no nos encontró bien preparados y nos vuelve a recordar, una vez más, nuestra condición natural de país marítimo, instalado sobre la falla tectónica donde convergen las placas de nazca y sudamericana, pero también y lamentablemente, nos muestra nuestra pobrísima conciencia marítima y geológica y, en consecuencia, nuestro escaso desarrollo de políticas públicas y privadas que impulsen la construcción de una adecuada infraestructura marítima -entre otros puertos, muelles, rompe olas-, que permitan mitigar los efectos provocados por la naturaleza, como sí lo han desarrollado países de condiciones similares al nuestro, como por ejemplo Japón. Esta condición marítima y geológica natural de nuestro país nos permite afirmar sin dudas que este no será el último terremoto ni maremoto y, en consecuencia, debemos estar prepararnos para enfrentar eficientemente, o al menos de mejor forma, un nuevo golpe de la naturaleza.
Debiésemos aprender de las tragedias, y esta, en particular, debiese orientarnos de una vez por todas a impulsar políticas públicas y privadas que permitan, desde un extremo, crear la conciencia marítima en nuestros ciudadanos desde los primeros momentos que llegan a una sala de clases, hasta, en el otro extremo, la formación de la masa profesional adecuada que permita desarrollar la infraestructura marítima-portuaria que requiere un país marítimo y geológico como el nuestro.
FUERZA CHILE
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